"No basta con saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer ". (Johann Wolfgang von Goethe)

viernes, 15 de abril de 2011

El efecto mariposa

Edward De Bono es un escritor maltés que acuñó el término "pensamiento lateral" y a partir de su libro (Lateral thinking 1973) se ha hecho famoso en numerosos foros académicos por fomentar el concepto del pensamiento creativo como una forma de escapar de las ideas fijas. 
Ha llegado a nuestras manos provenientes de una fuente docente del centro de salud Son Pisà un post realizado en el Blog Dueño de mi salud en donde dejan publicado lo que es un buen ejemplo de pensamiento lateral referido a la sanidad. 
Transcribimos.





Estoy completamente seguro que la inmensa mayoría mayoría de vosotros reconoce cúales son los principales factores de riesgo cardiovascular (a pesar de que hay descritos más de 100).
¡Enhorabuena! Pero ahora comenzamos a tirar de la cuerda: ¿cuáles son las causas de estos “factores de riesgo” (que no causas)?
Bien, los estilos de vida. Hasta ahí estamos de acuerdo. Pero, ¿cuáles son los determinantes que hacen que tengamos determinado hábitos y no otros?






Reculando sobre nuestros pasos nos encontramos con el origen de todos los problemas: las causas de las causas de las causas de las enfermedades cardiovasculares no recaen en la hipercolesterolemia y la hipertensión arterial.
Si Ramiro, que vive en un barrio periférico sin apenas áreas de recreo, a un par de minutos andando de una fábrica que vomita vapores de nitrógeno y benceno las 24 horas del día, que tiene escasos recursos económicos y por ello menos acceso a “comida cardiosaludable”, que tiene unas expectativas de vida laboral muy insatisfactorias, etc. etc. Si Ramiro no tiene hábitos de vida saludable es porque su vida, su ambiente natural, social, familiar y personal no son tan favorables como él quisiera. ¿Tiene sentido entonces que miles de ramiros tomen estatinas para la prevención primaria o dedicamos estos recursos para intentar mejorar la vida de estas personas?
Ahora, os propongo otro ejercicio. Imaginad que tratamos la hipercolesteromemia con estatinas, y que todo lo demás sigue igual. Según datos procedentes de metanálisis en prevención primaria, para que las estatinas logren prevenir al cabo de cinco años de tratamiento la muerte de una persona como Ramiro debemos tratar a entre 60 y 300 personas. Imaginaos que nuestro amigo es uno de ellos, y que se libra de morir por infarto, pero que sigue teniendo una mísera vida. Probablemente termine muriendo de otra cosa, y muy posiblemente de algo relacionado con las causas de sus causas (¿quizá algún tumor? ¿algún navajazo en una reyerta?). Por tanto, no podemos burlar la muerte, sólo, en todo caso, prolongar vidas y cambiar el motivo de la muerte…
Así lo explica Iona Heath, médico de familia británica y presidenta de la Royal College of General Practitioner, en el libro “Innovación en torno a la prevención clínica” (en parte recogido en éste artículo):
By providing treatment designed to prevent particular diseases. we may be selecting for another cause of death unkowningly, and certainly without the patient´s informed consent.
Por tanto, antes de apresurarse a un esfuerzo titánico por prevenir enfermedades a pastillazos habría que hacer el esfuerzo, en cada persona, de intentar identificar las causas de las causas de sus causas, y de no crear falsas expectativas de que la medicina consigue reducir a cero el riesgo de enfermar, o de que la prevención es capaz de burlar a la propia muerte.

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